Un bebé andino de dimensiones descomunales se pierde en la neblina, el gris devora sus cachetes rosados, serranos. El gris lo devora todo. En tanto gris se pierde el camino para volver a casa; se dibuja la Lima gris. Y respiro gris para tener gris el cerebro, para escribir en blanco y negro: gris mi ortografía, gris mi cabello gris, gris mi piel y gris el hombre del espacio que sobre mí provoca una nube gris capaz de revestir el mundo de azul traslucido, un color muy parecido al gris.
7/08/2006
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